14 abr 2010

9 de julio. El día en que la fe estaba totalmente depositada en miles y miles de triperos, entre la multitud, estaba ella, quien cumplía sus 15 años ese mismo día, todo marchaba tranquilo, y ella estaba dispuesta a mirar el partido en el sillón de su casa. Era humilde, por lo que no iba a viajar ni mucho menos, hasta que a las 3 de la mañana, la despierta la voz de su hermano, Feliz Cumpleaños hermanita, le dijo, y tenia en la mano 2 papelitos rectangulares. Preparte, le dijo, a las 6 de la mañana nos vamos a Rafaela, y vos, te venís conmigo. La niña abrazo a su hermano, con un par de lagrimas en su rostro, agarró sus cosas, las necesarias, la camiseta de su Lobo querido, una campera y unas facturas para el camino. En el viaje todo era silencioso, hasta que apareció el sol, quien les dio posibilidades de pensar que este sería un buen día para los hermanos.
Llegaron a Santa Fe, y la emoción de ambos era cada vez más fuerte.
Allí vieron ambos, como la esperanza de zafar de todo se diluía hasta ser mínima.
Los hermanos salieron muy dolidos de la cancha, todo fue bronca, desesperanza y llanto, mientras pensaban como el Lobo perdía la categoría, como con tanto tiempo de luchar y luchar se desvanecía todo tipo de esperanza y como se iría todo al carajo en tan solo 72 horas! Así estaría seguramente todo tripero, buscando una razón, buscando el porque de la situación, sabiendo que lo que menos merecía Gimnasia, era irse al descenso.
Entonces subieron al auto que los traería de regreso a la ciudad nuevamente.
Volvieron a la casa, ya era tarde cuando llegaron. Allí esperaban mama Antonia con otros 2 hijos para cenar y cantarle a la niña su feliz cumpleaños, a pesar de que lo único que quería en ese momento era recostarse y dormir, porque sentía bronca principalmente, fastidio y un llanto agotador. Pero decidió quedarse con su familia ya que no la había visto desde el comienzo del día. El panorama no era el más alentador pero intentaron pasar el momento.
Terminada la cena cada cual se fue a su cama a dormir, literalmente porque los hermanos que venían de Rafaela, eran justamente los que no podían pegar un ojo. Finalmente el cansancio los venció y se durmieron.
El viernes amaneció a las 5 de la mañana, y la familia se despertó como pudo, porque todos estaban dolidos, a pesar de que vivían en las afueras de la ciudad sentían que tenían a su lobo adentro de la casa. Y sí es lógico, este amor no tiene barreras.
Con el paso de los días, llegó la noche del sábado, se escuchaba el latido acelerado de los 5 integrantes de aquella familia, en medio de un profundo silencio. Empezaron entonces a cuestionarse entre todos. Porque a pesar de la situación, estaban mas unidos que nunca. Pronto Macarena, la menor de los hermanos y la cuál si bien no entendía demasiado la situación por la que atravesaba el resto de la familia pensó y luego dijo: No era que en las buenas y en las malas mucho mas?
No era que el amor de gimnasia puede levantar hasta un muerto?
Y sin respuestas de sus hermanos dijo,
Pasamos por muchos momentos malos, nos esforzamos para conseguir lo que hoy tenemos, la comida, la casa, pero tenemos gente que nos quiere y nunca nos va a dejar de querer pasemos las circunstancias que pasemos aún no tocamos el cielo con las manos, pero somos felices.
Lo mismo pasa con Gimnasia! (siguió con los ojos empapados Juan), lucho por volver al bosque, a su casa, por cada día ser mejores y porque pase lo que pase tiene la mejor hinchada que nunca lo va a dejar.
Todos los hermanos estaban al borde de las lágrimas, pero muy positivos, porque de todas formas que podía pasar? Sí era una lástima pero el amor que una persona siente por Gimnasia no va a cambiar porque baje la categoría.
De todas formas, el trabajo de la madre y el mayor de los hermanos, impedía que vallan a la cancha, por lo que al recibir la noticia todos se quedarían en la casa.
Así fue, se preparo la comida, fideos verdes con tuco, el plato preferido de los hermanos. Se sentaron en silencio a comer, hasta que Natalia (la hermana de 15 años) hizo sonar el tenedor y el cuchillo contra el plato, corrió la silla, se levantó y se fue, es que no podía dar bocado, era lógico estando a minutos nomás del partido los nervios aumentaban por segundo.
Se encerró en la habitación prendió el televisor y lo puso en mute, dado que mucho no ayudaban las palabras de los relatores de TyC, alentador si, para Atlético, entonces prendió la radio y se dispuso a escuchar el partido. Era un tarde diferente al resto, una tarde de 12 de julio, pleno invierno, y no se sabía a que se debía el calor, si a los mas de 30.000 hinchas platenses que sudaban de los nervios, o que sería una tarde perfecta para un deshelase tal.
El primer tiempo se sufrió y bastante, pero eran pocos los que se dispusieron a bajar los brazos, ese fue el momento en que abrió la ventana y empezó a cantar al compás del dale dale dale dale dale dale dale lobo, dale dale dale dale dale dale dale loo.. Y sus ojos, se bañaron nuevamente en lágrimas. Entonces, llamó por teléfono a su amiga con la cuál conversaba y decían juntas:
Ya no hay mas clásico, ya no mas Boca, River, Racing o San Lorenzo.
Ahora sería CAI, Boca Unidos y hasta Ferro.
Se acaba todo, todo menos el amor volvió a pensar y se quedo mas tranquila.
Pero luego dijo: Tal vez este sea el último partido de Gimnasia en la Primera División o tal vez por lo contrario Rafaela seguiría abajo, entonces salio por la ventana, se tomo un micro y se fue a la cancha.
Cuando llegó habían pasado no mas de 5 minutos del comienzo y hoy es el día que todavía no sabe como lo hizo pero entro, al entrar vio a dos personas que salían de la cancha, se acerco hasta ellos y le explicaron que no podían mas, que nunca lo habían echo pero se veían obligados, entre charla y charla llegó el primer gol entonces los 3 salieron disparados y eufóricos para treparse por donde sea otra vez, uno de los señores perdió $500 pesos pero no le importaba, el dinero no hacia la felicidad, y no se iba a perder la fiesta tan solo por 500 pesos.
Luego vinieron las emociones, los goles del enano, los 5 o 10 escalones que volaron por el festejo, el abrazo con cualquiera, con el hincha mas cercano, que con el simple echo de mirarlo sabias que sentía lo mismo. Y como dijo un relator, La alegría contenida por no se cuanto tiempo, festejálo, que te lo tenes bien merecido!!
No ganamos una copa ni mucho menos, ganamos la permanencia en primera, ganamos una tarde y noche increíble que jamás olvidaremos una final en la cual todo parecía perdido y que los últimos minutos volvimos a renacer, una tarde en la cual afirmamos la frase “nunca digas nunca” o “no te des por vencido aún estando vencido”, una tarde de 12 de julio

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